Reyhan
26/9/18 a las 15:38
A raíz de comenzar a ver la serie de Amazon Prime Video titulada "The Man in the High Castle", me decidí a leer la obra en la que está levemente basada y de la que, desafortunadamente, no había tenido noticia hasta ahora: "El Hombre en el Castillo" del genial Philip K. Dick. Lo que más me ha llamado la atención es la aproximación de Philip K. Dick a la idea de un mundo gobernado por las potencias del Eje. El libro me ha generado sentimientos encontrados, ya que aunque cuenta con una muy buena y verosímil ambientación y unos personajes más o menos definidos, el final se me antoja abrupto y demasiado abierto. A pesar de ello, en este mundo distópico no es la cultura americana la que se ha extendido por el mundo, sino las culturas y cosmovisiones japonesas y alemanas (en este último caso, en concreto sería la ideología Nazi). En los Estados del Pacífico del Japón, los blancos intentan acercarse a la cultura de sus nuevos amos coloniales, aceptándola como superior sin cuestionarlo, intentando imitar las costumbres y maneras de los japoneses (llegando en ocasiones a tostar su piel artificialmente para no ser tan diferente, de la misma manera que hoy en día en muchos países la gente trata de blanquearse la piel). Por su parte, los japoneses se sienten atraídos por una cultura americana idealizada anterior a la guerra en la que no caben cambios ni evolución, de la que coleccionan las más inverosímiles "reliquias" como relojes de Mickey Mouse, revólveres o mecheros Zippo, aunque conservando siempre la distancia y entendiendo como superior y hegemónica su propia cultura. Al mismo tiempo que entienden que sus "amos" japoneses nunca van a dejar de verlos como inferiores y exóticos negándoles su existencia como un pueblo dotado de una cultura creativa y también avanzada, en el otro lado de EEUU se extiende el Reich, donde las leyes raciales son una realidad y existen campos de exterminio. Más allá, en África, se han llevado a cabo los experimentos más horribles sobre los nativos de color, sin que nadie apenas parpadee. Si bien el Reich queda desdibujado en el libro, centrado en los Estados del Pacífico, queda claro que sus prácticas y la fuente de su progreso son considerados como auténticas aberraciones por los mismos japoneses, que sin embargo ven cómo se han quedado atrás en la carrera tecnológica y, por tanto, indefensos ante futuros ataques. Las zonas neutrales ubicadas en la zona centro de EEUU, una suerte de tapón entre ambas potencias otrora aliadas, son asimismo escenario de la acción principal, y son el último reducto de la antigua cultura estadounidense, aunque sean territorios sin apenas ley ni orden y en franco subdesarrollo. En este contexto hay un libro prohibido por el Reich pero a la venta en los territorios fuera del mismo que constituiría una utopía dentro de la distopía plantrada por Dick. En este libro, "El saltamontes se posa", los EEUU ganan la guerra y el mundo es un lugar diferente y mejor. Este libro que va pasando de mano en mano infunde esperanza a los estadounidenses hastiados del dominio extranjero. Es por esto que el Reich ha puesto precio a la cabeza de su autor: "El hombre en el castillo". Dentro de esta realidad, se utiliza el I-Ching, un libro oriental de sabiduría y profecía, como motivo común a prácticamente todos los personajes. Este libro en los versos que revela a cada personaje denota entre sombras que más allá de lo visible se encuentra un devenir histórico completamente distinto. No obstante, el relato en cierto modo inconcluso clausurado por un final repentino, es una buena lectura que con apariencia ligera puede conducirnos a hacer un ejercicio de historia-ficción y preguntarnos qué habría sido del mundo si ciertos hechos históricos clave hubieran tenido un final distinto. Asimismo, creo que el libro incluye una velada crítica al colonialismo y la actitud que este desprende a la hora de tratar, estudiar y clasificar a los nativos de los territorios ocupados.
tigrecill0
31/7/18 a las 1:57
Phillip K. Dick es uno de mis escritores favoritos, sin embargo no me gusta el género ucronía, así que este libro no me entusiasmó como sí lo hicieron "Ubik" o "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?".
krunx
9/10/17 a las 17:35
Este libro plantea muy buenas ideas, pero coincido con otras personas de por aquí, en algunos casos esa narración hace que no te sumerjas del todo en el libro. Aun así recomiendo su lectura. Espero que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y Ubik mejore un poco esa narración porque me los han puesto en un pedestal y no me gustaría que fuesen igual